Se precipitan los acontecimientos. En estos días van a surgir muchos más rumores y noticias. Lo que hace ya muchos meses se pronosticaba se está cumpliendo poco a poco con el tiempo, a pesar de los múltiples desmentidos e intentos de las Entidades Financieras por sobrevivir. Yo soy de los que he vivido un anticipo de esta historia a punto de ocurrir. El año pasado mi empresa, un banco que presumía de antigüedad e independencia tuvo que plegarse a la realidad de los números. La crisis y la mala gestión agudizada en su consecuencia por la misma crisis provocaron que fuera el primero en caer en manos de otro banco que ahora está luchando desesperadamente por sobrevivir, pero que me temo que sucumbirá a manos de otro más fuerte (parece que La Caixa).
La situación es difícil para el sector financiero español y para el mismo país. Nos estamos metiendo en un pozo muy negro del que nadie es capaz de saber cómo se puede salir. Lo malo es para toda la gente que estamos sufriendo la consecuencia de esta situación en nuestras carnes, tanto a nivel personal como profesional. Sólo somos peones indefensos arrastrados por las circunstancias adversas de los que nadie se acuerda (o al menos es la impresión y sensación que tenemos).
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